La nieve es un ángel blanco
que llora.
De la flor quiero la raíz, no
las hojas que al fin son olvido.
La luz no tiene memoria, solo
llega y barre la noche.
El tiempo se alía con los
sueños para no ser tiempo.
La bondad ha caído de un
séptimo piso,
nadie la recoge, nadie le
ayuda a sobrevivir.
Mis ojos son tus ojos
cuando el que mira ignora que el que mira es otro.
Te doy mi silencio porque sé
que de él manará
un jardín de palabras que florecerá
en tus labios.
Mi abrazo es de nácar, veo su
arco iris, su lisa quietud, cubriéndote.
La nieve, la flor, el tiempo,
la bondad, tus ojos, el silencio, un abrazo,
solo serán la materia de un poema en el vacío de un papel anónimo,
es decir, nada.
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