La palabra es un lince que habita entre tus labios,
una semilla frágil que vuela
y se diluye en el oxígeno de la cercanía.
La palabra busca un rostro o un papel en blanco,
un grito o ser en el interior del silencio
la metáfora de un jardín
que niegue la oscuridad de la noche.
La palabra engendra palabras,
copula con el tiempo,
comunica lo impreciso
con la fe de lo exacto.
Porque cree en su magia de pulsión infinita,
porque nos regala el sentido y su música,
su dicente música que cada cual interpreta a su manera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario