Invade la luz el espacio como una lengua de aire amarillo.
El día crece y el recuerdo no dejará de ser sombra.
Están vivos: la planta y el pájaro sobre el alféizar,
la flor madura y mi corazón que aún late.
Escribir un poema para morir un poco menos
o quizá escribir un poema que no nombre lo que fui,
o quizá, simplemente, escribir la palabra luz
y cesar.
A lo lejos un tranvía rojo circula casi vacío.
Lloverá por la tarde, dice el noticiario,
la música de un cantautor atraviesa el ventanal
y yo imagino una paloma sin paz.
Carmen tiene cita con el médico, le da miedo ir.
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