viernes, 28 de abril de 2023

El alfil del azar


El fruto rubio del ayer en la sien del tiempo, un himno a la luz
tu resplandor en la noche, el faro que duerme en la claridad
y que se abre como amapola al suicidio de mis piernas,
que viajan hacia nadie, que temen el azul de agosto
y las hojas verdes de febrero.

Ágil tu cintura de abeja como desleída de su destino,
ausente en el mundo compartido de los silencios,
te creo si no me hablas, si la mirada es un sol
y no hay horóscopos que dilucidar,
pues yo sigo a tu sombra,
tu sombra que el rocío viste con arpegios de agua,
tu cinta caída de los mil cabellos que te sueñan,
el dibujo que posas en los cristales al morir el instante
donde tu cuerpo es la huella y no existe otra luz que tu nombre.

Posiblemente has llorado por otros,
quizá por el juglar que en las esquinas escribe los oscuros versos del amor,
quizá por aquel que susurró en tu memoria las palabras del encantamiento,
sin saber qué decía, sin la conciencia de que clavaba un dardo
en el centro de tu pálpito.

Busco fotografías de ti en todas las paredes,
los fértiles soliloquios en que solo habites tú,
recuerdo el aire que unió la tempestad con un manantial dulce
donde aún flota ese delirio que es el azar
cuando su alfil de sinrazón
nos apunta.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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