Abriré tus
párpados con la quebradura del hierro
para que me
mires desde lo oscuro y brote en ti la luz
primera, el
origen de un mundo después del sueño.
Mi llave solo
encaja en tu nombre, no cambies
la cerrazón
con que tu alma me recibe, deja
que se abra
el hueco donde las formas son una.
Detrás de
tu puerta hay jardines, sol y lluvia,
arrojaré muy
lejos la llave cuando tu casa
sea también
la mía, y nosotros un solo nombre.
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