jueves, 1 de septiembre de 2022

Transitando

 

Al principio fue un misterio de luna en la carne sin voz.

Son los sentidos del ayer el espejo roto y el pájaro que le canta

a la ceniza. Se vierten la luz y la historia, el gusto y la tiniebla,

el taco y la nieve, el sonido y la catacumba abierta, el olor

de las margaritas fúnebres en los camposantos del tiempo.

Aprender a caminar sin los hilos del amor, suicidándote

en los segundos que amanecieron negros. Se abrió el párpado

y bajaron los cometas a tu suelo, fue incógnita el murmullo

de la madre, fue silabario el aprendizaje de la música, el ritmo

de las acequias cuando el agua es la verdad de los frutos en sazón.

Entendí que en los pasillos efímeros del mar vive tu nombre,

supe del lobo invertebrado, apócope de ti al mirarme, altiva.

Lejos, en el corazón de las sombras, hay criaturas fosforescentes

que aún no han nacido, las veo de madrugada cuando la noche

es un ejército de nubes sin sol, cuando mi cenit relampaguea

en los ojos del azar, cuando ni yo existo, ni tu amaneces.


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