viernes, 16 de septiembre de 2022

El granizo

 

Todo era silencio en mí.

 

La sombra en la palabra,

lo que oculta el miedo.

 

Y llegó la ola como un latido de piedra,

un cardumen blanco, duro, hostil.

 

Cayeron los planetas minúsculos sobre tejados dormidos,

cayeron como una siembra de hielo,

como un ejército lunar de insolente pedrisco,

como un alud de tiempo que rompió la piel de las calles,

el esqueleto de los vehículos, la flor viva de los campos.

 

Sonó su caída de ángeles como un grito de escarcha,

todo para morir en un ataúd de agua,

filtrándose hasta el tuétano de la herida,

sin dejar huella, como la travesura de unos niños

que no imaginan su alcance.

 

En mi ventana quedó la cicatriz de un asalto.


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