jueves, 15 de octubre de 2020

El extraño

 Siempre serás un extraño, tú reconoces la ciudad

pero la ciudad es agua de indiferencia,

colmena inhóspita.

 

Visitas un país,

parece como si en otra vida

ya hubieras estado allí,

ejercitas las costumbres

con la facilidad del nativo,

el idioma te besa en los labios,

dulce su canción de armonía.

 

Sin embargo, hay un aire que a veces notas frío

sin que para los demás lo sea,

te miran ojos azules

que buscan en la oscuridad de los tuyos

una semejanza infantil

que no hallarán.

 

Ya habías soñado con este río,

con el puente y sus estatuas,

con las plazas y el mercado,

con el aroma de los puestos de flores

y el violín del mendigo,

etérea su música como un rumor

de ángeles.

 

No es la primera vez,

en otros países, en otros climas,

con mujeres y hombres distintos

te ocurrió igual.

 

La cicatriz del extraño no desaparece,

en tu voz siempre habrá una fiel conjura

de himnos apátridas, tu verdadero lugar

es ninguno, tu ciudad no existe,

tu bandera es un trapo roto

que un día olvidaste

entre las cosas perdidas

de una casa en las afueras.

 

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