Y tú me preguntas qué es el alma.
Quizá un pensamiento furtivo
o el sentir que permanece en el corazón como un oráculo.
Tal vez el alma sea un nombre o el sesgo de la luz,
el color que brilla en la memoria al cerrar un párpado,
la palabra que recuerdas porque fue la revelación de tu destino.
El alma escribe en el aire rosas puras, el alma es un ángel
que ríe al volar desde su nube y te mira, buscándote.
La voz que te susurra aliento es el alma
como lo es paz en el jardín que sueñas.
Mi alma se parece a una sombra, me sigue, me persigue
entre los abalorios del día. Jamás he visto su perfil
ni imaginé su densidad, nunca la presentí en una oración
ni noté su huella en la vejez de mi piel rota.
Tu alma la llevo dentro, la conozco, tú me la diste,
como yo te di la mía para que una luz creciera.
Somos un alma en dos cuerpos sin fe, somos
la fe de dos cuerpos que se asombran de vivir.
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