Lucía sabe que los domingos madrugo.
Un tazón de leche humea,
la mantequilla sobre el pan fresco,
el café se alza bravío como un volcán,
tras la ventana el aroma de los lirios en el jardín.
De un lado el mundo pasajero,
del otro la nostalgia del edén,
el fruto de la vida, el canto del color.
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