Te acostumbraste a ser un nido vacío
donde llueven los sueños.
No verás otra cosa que un ángel blanco sobre ti.
Jamás piensas en la muerte,
porque el vacío es eterno
igual que el alma húmeda de las estrellas.
Algo pasa a tu través: el amor, la frustración,
la alegría, el sol quemante.
A tu nido llegarán los pájaros de la noche
y caerán como gotas de ámbar
en tus ojos ciegos.
Hay muchas formas de vivir, la tuya es de agua,
fluye sin saber adónde,
sin un cauce ni un destino,
sin un principio ni un final.
Estaría bien ser un nido así. Bonito poema.
ResponderEliminarBesos.
Gracias, Amapola. Besos.
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