En la mesa redonda no cabemos todos.
Unos ocupan las palabras y la vida
y se multiplican como ecos. Otros se
empequeñecen, reducidos al abismo,
a la mirada torpe, a su yo frágil. Hay
quien, simplemente, no quiere estar.
Juntos somos tiempo, vida y tránsito.
Una multitud en un vaso de agua, una
atmósfera sin secretos, una familia
bien avenida.
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