A veces el misterio es una herida
que se esconde, un escombro que maldice
la historia de los días, una vida
que oculta la palabra rota, el vértice
en que no existe albor ni claridad,
la sima del silencio, el rostro ajado
por un sol febril donde la deidad
cava su plenitud en el pasado.
En las horas del pálpito, en la fría
noche del pensamiento que resiste
como una telaraña, una baldía
ternura de no amar lo que tuviste
transita por tu edad. Se vuelve el día
un oscuro añorar lo que perdiste.
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