Desde la noche intacta, como un sueño
en el silencio añil de la palabra,
se vive en soledad, en la macabra
duda, con el mutismo del ensueño
en los ojos azules, con la vida
que no calla mi voz, con el dolor
como un vestido gris tras el color
de los días ambiguos, con la herida
que se vuelve memoria de un pasado
que no busca el ayer tras el espejo
donde se acaba un nombre. Mi futuro
son las horas que vivo sin listado
como si fuera el hoy un sol añejo
que ya no tiene luz, un rayo oscuro.
Seguro que hay luz.
ResponderEliminarBesos.
Gracias, amiga. Besos.
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