viernes, 10 de noviembre de 2023

La peluquera

 


Se inclina como abril sobre la tierra seca,
sus manos son dos alas que acarician la sed
de mi pelo, del peine brotan semillas que regalan
a mi rostro un perfume extraño, su cuerpo de carne
viva enciende un candil en la flor de mi sexo. Hay
un panal de arrullos en la extensión de sus brazos
y una música inaudible en su boca cerrada, el carmín
de los labios da calor a mi mejilla al abrir su cerrojo
en la proximidad del aire compartido, un leve
olor acre de axilas perfumadas me rodea,
en el espejo se descubre desnuda, desnuda bajo
la bata que ya es piel, ansia y fulgor de hembra.

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