En las horas donde el silencio se viste
de negro
tú regresas con la palabra del ángel.
Y al escucharte me crecen alas
que están aprendiendo a volar.
Sin ti el azul no existiría,
ni la belleza del crepúsculo,
ni la luz que me da la vida.
Por eso, yo, pájaro de tu luna,
te nombro en las noches rotas.
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