sábado, 4 de noviembre de 2023

Dos poemas sin título


I

 

Las llaves de mi casa son para ti.

 

Ahora mi casa es tu casa,

nuestros nombres uno,

la única sombra que existía

por fin tiene compañera.

 

Quererse es compartir lo que amamos,

como una flor que mañana será olvido

este color que de nosotros brota hasta la luz.

 

Y allí se queda un instante

igual que el parpadeo mínimo de un astro

entre las constelaciones infinitas.

  

II

 

Llegaste con perlas en los ojos

y el níquel del futuro entre las manos.

 

Se abrieron los visillos negros

y tu imagen fue resplandor en la esfera del cristal.

 

Nació la ilusión como un fruto dulce

y la mirada buscó el horizonte de los viajes por nacer.

 

Y rodó el anillo del tiempo bajo los soportales del azar,

de tu desnudez aprendí la geografía sutil del amor,

de tu voz el arpegio que se escucha en el fondo de la niebla,

de tu deseo la furia inagotable con que una piel

se adueña de otra piel.

 

Continúa conmigo como un sol de paz,

nunca dejes de amanecer en mi larga noche.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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