jueves, 16 de noviembre de 2023

El baúl

 



Fui devoto de Lee, nunca de Wrangler.

 

Usé fulares que brillaban en la noche,

chaquetas de borrego, botas altas 

y con la lluvia la inevitable gabardina

que intentaba parecerse a la de Colombo.

 

Jerséis de lana de distintos colores,

mi madre y sus agujas de plástico

me vistieron de un arco iris eterno.

 

Odié las camisetas de tirantes

desde que vi a Brando en un tranvía llamado deseo

martirizar a la desquiciada Blanche.

 

Mi ropa interior no tenía dibujos,

era lisa y blanca como de anuncio

de un popular detergente de los años setenta.

 

Pantalón de pana y americana a juego en las reuniones del partido,

yo solo quería ser el más progre entre los progres,

parecerme a Felipe González.

 

Abro el armario y no veo ya mi juventud en su interior,

hay un vacío que se llenó de prendas oscuras,

de tejidos sin alma.

 

En un baúl del sótano quedaron las otras, cuando crezca Juan

se las enseñaré, por si alguna tarde aburrida

él quiere vestirse de mí.

 

 

 

 

 

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