jueves, 8 de mayo de 2025

La isla

Fuiste el recortado eje de un abril sobre la cintura

de un mar en sombra, en ti el rayo solar confunde

la ceniza gris con el jardín retorcido por la sed del aire,

flora que vence a los trópicos desde su altar de niebla,

dama que en la testuz exhibes cintas de verdor que caen

sobre una espuma que roe la escarpia del acantilado

oscuro, no hay en ti arpegio de luna, briznas de arena

por el sur estallan en siroco impar, y arden las flores

en el relieve múltiple, corola en la lengua del viento,

cal de revoques que se arraciman por las colinas negras,

pálpito de volcán y tierra generosa con la flor del plátano

como estallido de oro, a veces la lluvia moja el acento

frutal de tu voz con lágrimas núbiles, una sábana de polvo

encierra el sudario de la calima, no está aquí la humedad

de aquel norte que sobrevive en la cicatriz de mi memoria,

volveré al haz que tus faros encienden al atravesar el corazón

del océano, camino por donde regresa el tiempo sin virtud

de los desfiles, ahora que al fin soy la estela de un tren azul

que dibuja sobre la piel de la nieve nubes de escarcha.

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