miércoles, 14 de mayo de 2025

Sin perdón

 

La culpa no muere en la rosa del silencio

porque su luz da vida a los pétalos de la memoria;

allí está el timbre de un teléfono que sonó perecedero

en la soledad de mi casa mientras el temor como un ángel

oscuro atenazaba mis labios, mi voz y mi abrazo; allí la roja

ascua del arrepentimiento fulge entre los ecos de un perdón

que no llega; allí la cicatriz que se abre cada vez que respiro

al evocar la memoria el manantial de una herida siempre abierta;

allí el ahogo de los sueños cuando en su cenit solo hay llamas

de culpa que agitan la quietud de los párpados con su lengua

de ardor, con la febril inocencia quemándose como un niño

que repentinamente creció después de dar la espalda

a la bondad de la luz; allí ese fino alfiler que se hunde

en lo profundo y deja una mueca triste en el corazón

de la noche más festiva; allí yo que aún no sé cómo

escapar de esta sombra que llueve sin remedio ni final.


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