Volver a la íntima luz del ocaso,
a la baranda del sosiego entre el rumor del ramaje y el trino del agua,
volver a los jardines donde habitan las flores del silencio,
volver a la lluvia que moja las huellas tras la nieve,
volver con los espejos desnudos y ninguna imagen
en su piel borrada por la cal del olvido.
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