jueves, 15 de mayo de 2025

La máscara que no dejas ver

 

No ocultes la tez púrpura, los rasgos que se adhieren

a tu nombre, el coral y el cartón pintado, la porcelana

en los pómulos, las brillantes perlas, el símil del alma

bajo el árbol de la pantomima, el rostro que renunció

a la inocencia del niño, el irreal parpadeo de tus ojos

maquillados por una música que arroja su rigodón como

un maná en la corteza del baile, la cortina que se ajusta

al perfil, el paño húmedo que amanecerá duro entre la piel

y el envés de un retrato, el misterio que hunde su raíz

en el enigma y da un fruto camuflado por los tintes

de una luz artificiosa, el trampantojo de vestir la desnudez

con la faz adolescente de un cómico o de un travestí,

la voz que muda al compás de unos labios sin carne,

las órbitas abiertas donde los ojos son la única luz,

esa otra piel que nunca mostrarás a los espejos

de la vida, siempre tú y la noche, siempre la sombra

bajo un sol pintado en lo hondo del muro que creaste.

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