miércoles, 28 de mayo de 2025

La lluvia del alba

 

Hay palidez y sueños que rompen el cristal de los paraísos

invencibles, pondré flores de azahar en las vías oscuras

de la quietud, allí en el templo sin música, bajo un mar

de lluvia tenue la canción regresa con tus labios

que acompañan el clamor del frío, solo el candil

en la lejanía marca el sendero por el que naufraga el viento

de la noche, bustos de alba asoman entre las candilejas

con su luz ambigua y es como si la vigilia de un faro

encendiera para mí las luciérnagas viajeras de la ficción,

un coro de alientos húmedos, una nube celestial

que irradia luz con hilos de púrpura es la bandera

que mecida por el aire abandona sus límites,

agita su vientre sin color, blancura del insólito

amanecer, y en el corredor de mi pupila el eco

de tus pasos, la sintonía del canalón vertiéndose

en océano sonámbulo, la hiedra en tu vestido

por fin verde, la soledad de las plazas y este tren

de la memoria donde viaja el efluvio de un aroma

que se perderá como se pierden las cenizas al abrir

la mano que guarda, sin pudor, las alas azules de un sueño.

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