Junto al ventanal es mi sitio,
desde aquí veo un trozo de mar.
En la pizarra se desvisten las letras,
hay un mensaje de tiempo, significados,
alegorías, matemáticas y fulgor.
Mis cabellos crecieron entre la primera y la última hora,
guardo en mi bolsillo los cromos que cambiaré,
las canicas de cristal, el clavo con que gano siempre al gua.
Las pecas de aurora y las bragas de Nuria,
y el rubor oculto que esconden mis manos
apretando mis mejillas.
Las clases de la tarde y el reloj del aula adormecido,
llueve sobre el mar, llueve eternamente sobre mi silencio,
una salmodia y el pensamiento que se aleja de aquí,
hacia el sol que brota, hacia el día cuya luz abrazaré
lejos de los muros que matan al pájaro que nace entre mis ojos.
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