Yo me alejo
y queda mi sombra, huérfana.
Voces en penumbra como mirlos cuyo color
enmudece.
El reloj nos cita con un eco atrapado
entre los
cristales, un rostro neutro y unos labios
que
rememoran las muecas con máscaras vencidas.
Aquí no
cesó de llover vida, aquí los juegos y el misterio,
la música y
el frío como un gato tendido en la cruz de los muebles,
aquí el
meteoro y el rayo, la intimidad de las palabras no dichas,
el recuerdo
de estar juntos y la historia en los cuadros,
en los
visillos que ocultan los cuerpos que ya no somos.
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