Sigues en
pie después de este trozo de vida.
Te acompaña
el pasado
en los posters
de una pared juvenil,
en las fotos
añejas, en algunos sucesos
que se quedaron
en tu memoria.
Nada envejece
si revivimos la audacia, el tiempo de los clamores.
Nos ayuda
su eco que activa la razón de los días,
su huella
profunda de fulgor desvaído.
Mira los árboles
cómo crecen sin pausa,
el continuo
ciclo del mar, el sol que nace de los omoplatos del firmamento,
así tú
cuando invocas al que fuiste y aún te reconoces
en la
sombra que vas dejando en las esquinas.
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