jueves, 24 de noviembre de 2022

Dentro del espejo

 

Entrar en el espejo es como dibujarse en la memoria.
Detrás del azogue hay una multitud que vive. Yo nunca
miro en la piel que reproduce mi rostro presente, viajo
a las mañanas y a los atardeceres de luces cenitales,
de crespúsculos y sombras, donde un cuerpo registra
su hoy y su nada. Sumergirse en sus aguas de cromo,
despertar el pasado, encender las hogueras del recuerdo
con mil máscaras perdidas, con un eco inaudible en una
fantasmagoría de títeres. Atravieso el umbral liso,
pudoroso, amable y solo hallo las primaveras marchitas
del tiempo en mis ojos. Un alba que es oscura como la ceniza,
un adiós que rememora unos pasos ausentes que enmarcan
mi perfil fuera de esta lámina sin color. Y, aun así, dentro, revivo.

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