Pájaro invisible que vuelas con máscara amiga.
Sonido de carcoma en mi vientre,
susurro como aire que filtra el ángulo infantil de la duda,
cáliz donde derramo la sed de la palabra
que regresa a mí sin el reflejo que la nutre.
Sierpe que desconoce las vocales del amor,
el abrazo cómplice del antónimo,
la compañía que un árbol hila
en la maraña boscosa de mil congéneres,
la confidencia que el amigo arroja sobre un alma abierta
cuando se nubla el tiempo feliz de la algarabía,
la desnudez de una piel tan cercana
que brille bajo el blancor de luna.
Tu imagen es como la quietud de los espejos,
como el soliloquio en la madrugada del páramo,
como los ojos del felino que acecha en el manglar.
Déjame, soledad, hablarte, aunque no me conteste ni tu sombra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario