Si te respiro, estás.
Las palabras que amas siguen aquí, conmigo.
Tus hábitos los reproduzco a solas,
sin que nadie sospeche.
El café de las doce,
el paseo de la tarde junto a los álamos del río,
la cena íntima, sin ti.
Y así vivo, en compañía de una sombra que ya no es
tuya.
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