Lleva horas quieto, el ventanal es su mundo.
Vive en una habitación limpia y clara,a las 8,00 a.m. desayuna,
a las 13,00 a.m. come,
a las 21,00 p.m. se acuesta,
entretanto mira.
Por su esófago navega el plástico de una píldora,
de otra píldora, son diez colores en su mar sanguíneo.
A veces grita,
a veces habla con el espejo,
a veces se transmuta,
finge ser otro.
En el jardín ya no hay pájaros.
Eso le extraña.
En el jardín ya no hay pájaros.
Eso le extraña.
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