Así llegaste,
imagen que un reflejo deja en los charcos,
irisada entre las nubes,
esquiva como un pétalo de aire,
así llegaste.
Estabas
en mi duermevela, plenilunio de la piel oscura,
luz cenicienta que duerme en tus ojos,
el cuerpo sin sombra que inclinas al contraluz del
ventanal,
en el silencio interior,
en los sonidos del canto:
un petirrojo,
la calandria,
el ulular del ave rapaz,
el coloquio que gorjea con cenizas de madrugada,
estabas.
Así me dejaste
en un vuelo, polvo que flota como chispas de luz,
una explosión de confeti lumínico, una estela cósmica,
un resplandor que huye bajo el palio de la noche,
así me dejaste.
Ya no eres presencia,
materia del tiempo desnudo,
ni tu voz puebla los silencios,
ni existes sin yo verte
como un perfume de algas que llega a mi mar tranquilo,
ya no eres presencia.
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