Polígonos, poliedros, geometría sólida,
inexpugnable como un vértice de plomo.
Mullidas palabras bajo los hilos de alambre,
pvc en los techos que sellan el humo de los
cigarrillos,
forman nubes de sopor en las molduras negras.
Hay un cristal opaco donde mi voz finge,
las sombras duermen en las vigas,
si acaso llegan a mi cama con herrumbre en los ijares
y un dromedario en las pestañas.
No existe el plenilunio, son de acero las junturas,
el cordón del pábilo tiembla como un niño asustado,
el silencio del vampiro se clava en las cornisas,
la sangre es una alucinación ocre
que emascula el cristal.
El cerrojo tiene nalgas de mujer,
se oye un clic, las celosías cierran sus párpados,
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