Cuando tú miras el mundo
penetra en ti
con su luz
y su misterio de relojes encendidos.
Hay una pausa en tus párpados
y en el iris un ruiseñor que canta.
Cuando miras la calle es el espejo quien te mira,
el horizonte se acerca con paisajes mudos
para que tú veas el color de su edad en las persianas.
Si ves un árbol caído
se alza su sombra
y renace con vertebras vírgenes.
Si tú miras la noche
un relámpago ilumina la penumbra
con venas de azul que se posan en tu cuerpo.
Al penetrar tu mirada en mí
creas un hilo indescifrable donde los pasos se
suceden,
los tuyos, los míos
como las huellas de un ángel.
Aún dormida
tú ves horarios invisibles,
cartas no escritas
que dictas con tus ojos
al posarse en los míos.
Cuando tú lees
los poemarios crecen
y se preguntan si hay un dios
en esa luz que, lentamente, llega de tus pupilas.
A veces observas distraída el baile de las olas
o en un café tu reflejo en el cristal.
A veces callas y yo no sé lo que ves
porque no me lo dice tu mirada
que ve lo mismo que la mía, acaso.
Precioso.
ResponderEliminarBesos.
Gracias, Amapola. Besos para ti.
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