Deja que fluyan el aire
y la sangre roja.
y la sangre roja.
Que la epidermis reciba toda la luz,
desnúdate con los poros abiertos
como flores de agua, nota el calor y el frío,
busca otro cuerpo que amolde
su perfil al tuyo,
no desprecies la lluvia
que cae hasta tus pies
para regar la raíz de tu vida.
Yérguete como un árbol feliz,
los huesos altivos sueldan
el edificio que eres,
permiten el movimiento de tus caderas,
tus pasos no existirían
sin la firmeza del calcio
y la forma entretejida que alza tu columna.
Como un cuerpo que transita sin rubor la noche
cuida el artificio que los demás ven,
pero no olvides los pilares
que sustentan tus días,
ellos son tu destino final.
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