Bruscas aves duermen en el orinal.
La semilla se arroja, suicida, sobre el cráneo
del lince. El cielo pajizo y llamas de seda
irrumpen en la alcoba. Un témpano cae
desde el torrente, hiere la comisura de tu nalga,
la sangre amanece en el ventanal y tú te escondes
bajo un altar sin luz. Leones en la prímula,
un holocausto de rizos y hormigas, la tiniebla en las
uñas
del dragón y tú, virgen, sobre las astas de un toro castrado.
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