Hace tanto tiempo que nadas hacia arriba
y, aún sigues, en la mitad del pozo. Boqueas
palabras que, a veces, son dulces. Es verdad
que la luna traza un espejo en la superficie
del agua donde descansa tu ardor. Es cierto
que has construido una casa líquida, un manantial,
una burbuja donde respiras en las horas del sueño, quietud.
Mas no te engañes, la luz llega herida, la roca es agreste
y la lluvia cae para inundar tu rincón secreto. Sigue nadando
en el humus, tus secreciones dan color al arco iris que inventas.
Sé que sufres si el aire traicionero dibuja olas de tifón en tus ojos
y que el braceo se vuelve inútil si no ves archipiélagos en el horizonte.
Al final del pozo solo hay una tierra socavada y un laborar de orugas
que con tesón se aproximan a tus mojados huesos.
y, aún sigues, en la mitad del pozo. Boqueas
palabras que, a veces, son dulces. Es verdad
que la luna traza un espejo en la superficie
del agua donde descansa tu ardor. Es cierto
que has construido una casa líquida, un manantial,
una burbuja donde respiras en las horas del sueño, quietud.
Mas no te engañes, la luz llega herida, la roca es agreste
y la lluvia cae para inundar tu rincón secreto. Sigue nadando
en el humus, tus secreciones dan color al arco iris que inventas.
Sé que sufres si el aire traicionero dibuja olas de tifón en tus ojos
y que el braceo se vuelve inútil si no ves archipiélagos en el horizonte.
Al final del pozo solo hay una tierra socavada y un laborar de orugas
que con tesón se aproximan a tus mojados huesos.
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