Deja ya a tu fantasma quieto.
El diálogo son nubes escritas por una voz y otra voz;
forman nudos del sentir, equívocos que fulguran
antes que el rayo de la mirada conviva con el pensamiento.
Qué índice, o anular o codo envuelve la elegía última;
querrás el vicio y la pausa, el licor en la lengua
igual que un alegre diablo o un mudo acróbata.
Al fin los silencios seducen a la verdad
y se presiente la cercanía del tacto tras la risa entregada.
Cuando la vejez llegue recuerda que también fuiste amor,
amor en sueños, después de la huida.
Amor que se calcina entre las llamas del olvido,
amor invisible bajo la raíz del páramo.
Me encantó este poema Ramón!! un abrazo!
ResponderEliminarMe encantó este poema Ramón!! un abrazo!
ResponderEliminarGracias, Susana, por pasarte por aquí y hacérmelo saber. Me alegra que te haya gustado este poema. Abrazos.
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