viernes, 6 de diciembre de 2019

El desafío

Recorrí los caminos del pánico antes de que se hiciera la luz.

Llevaba la piel por fuera y los vestidos por dentro,
la lengua en el filo de un tajo.

Mi casa era un revés oscuro,
seductora y sombría como un lupanar,
con murales de sangre y vértebras
en los andamios donde fulgía mi ser.

Cuando te hablé no dije palabras,
no supe escribir en el aire el dulzor de un verso
ni entendí nunca que la estrategia de la araña
es un don de la noche.

Y es que somos retratos de un cuerpo en el bisel del cristal,
mirada que se multiplica en la fiebre de la luna,
lágrima que brota de un desliz.

Me llevo del espejo mi voz, la que me habla en silencio,
la que me dice que solo yo desafío a la muerte;
a la muerte de todos, no.

A mi muerte.


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