Un desorden hasta que llegue el orden de un punto.
¿Eres tú o las bambalinas que el aire orea? Cuando piensas
yo hablo, tu iris copula con el mío en un equilibrio de sombras.
Ayer te vi y el hoy es un recuerdo de negrura. Aproxímate
a la mirada limpia, desdeña los látigos del prejuicio,
escarba en el corazón como en la niebla y descubrirás
un náufrago de luz. Te ilumina la aurora con esquejes
mortecinos en los párpados, no añores a nadie
al rendirte después de la palabra, no acentúes
el aliento de una pupila virgen que sueña. Mirarse
en el reverso del candil como si la noche buscara
en los cuerpos el tacto de la ceguera, la felicidad
que sobrevive al mediodía, el sudor ambiguo el éxtasis.
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