lunes, 30 de mayo de 2022

La ducha

 

¡Oh! qué carnaval del agua, ciempiés líquido

que fluye por la lisa quietud de la carne.

Un rumor leve acompaña a la caída,

una tempestad de lluvia sobre mis hombros,

un diluvio que riega los cabellos con gotas

de vendaval, cascada inmensa, vaporosa, cardumen

de moléculas que se vierten en un acto de amor.

Humedece mi piel rosada, limpia la podredumbre

del día, las ideas que se enquistaron en mi voz.

Acojo la bendición de este manantial efímero

sobre mi desnudez, y canto, y susurro un abecedario

impoluto, después del rito siento cómo mi yo revive.


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