miércoles, 11 de mayo de 2022

Tu voz

 

De colinas y párpados, de bucles y meteoros,

así la atmósfera alegre de las luciérnagas;

luz de insomnio, luz en gasa transparente que roza

el cuerpo firme, sedas o tul, arrobamiento del tejido lunar.

 

En la calle, serpentinas de abril, cines rojos, 

hay un dios en el camino y flores en las nubes,

hay plata de orfebre en la areola de las niñas.

 

Llueve, lloverá, como un diluvio de jacintos,

mácula del agua en los pistilos, blanco azulejo de tinta azul.

 

Qué cae sino la herida, baldosas perladas, cerámica del sur,

paisajes de girasol, y toros y abedules sin paz, cansa este odio

de tótems negros. ¿Dónde guardé mi dibujo de alfanje raído?

 

Una religión son tus pechos, cuando en el hospicio de mi alcázar

viertes tu leche de llanto, cuando tus piernas son ríos de color

en un arco iris infernal, cuando los versos del poeta te acunan

con simples canciones de marfil.

 

Y si abres los ojos muere una lágrima

y si te aproximas me besa la luz,

y si me hablas los dormidos aludes del tiempo son tu voz;

tu voz sonora, tu voz amante, tu anhelada voz, perdida…

 

 

 

 

 

 


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