lunes, 23 de mayo de 2022

Fe

 

Caudal de sangre y fuego, de ósmosis y asombro,
la letanía viste con su voz de néctar a la desdicha,
veré un enjambre de amapolas, luz en la tiniebla,
la desnudez de la quietud en la claridad poderosa de la llama,
sentiré un corsario adentro que saquea mi dolor de náufrago,
oiré crepitar la esperanza y su humo elevarse como un corazón ardiente.
Una oración en la noche, el frío es la penuria y la calavera del descreimiento,
el desiderátum es un susurro que brilla como un carámbano de luz, me guía,
me seduce con su armonía axial, así el versículo fiel que no calla,
invoca al excelso, al desconocido, al Jesús que nimba mis días,
al amor que se vierte en ondas que acunan mi vejez; sin el vacío,
sin la negación amarga, llega su faz a poblarme, y soy el destino
en un carro de ángeles y soy el sueño que añora el paraíso.

2 comentarios:

  1. Misterioso poema, espero te encuentres bien.

    Besos.

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  2. Es un poema que dediqué a la Fe virtud teologal. Gracias, Amapola. Estoy bien, espero que tú lo mismo. Besos.

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