Algo me pesa pero no sé qué es.
Algo empujo pero no sé hacia dónde.
Un día maquilla otro día sin pudor.
Grabadas están las huellas en la ladera,
tensos los músculos, duro el cóncavo soporte:
allí habita la roca. Pisar y pisar la grava
y el esqueje, el sol en la curva del lomo,
la piel y la carne melladas, las lágrimas
en los párpados que no se doblegan.
Soy hombre sin alas, conozco la herida
y el silencio del amargor eterno, no dudo
cuando alzo mi condena hasta la altura del ser.
Ya he caído, mil veces caído, solo la razón
me encumbra en un pedestal de plantas salvajes
donde al fin entiendo la razón de mi existir:
este furor que me agota como un rayo
y eleva su grito hacia la desventura,
hacia la raíz de mi libre consciencia.
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