Donde el aire es abrigo, una manera
de que sientan mis pasos el murmullo
de las bocas que no hablan, el arrullo
vencido de los cuerpos tras la espera,
un poso de canción que nunca muere.
Como una sombra fértil que no calla
atraviesa los rostros, la muralla
que la vida dispone, lo que fuere
tiempo y no la cadena de lo inmóvil.
Siempre sonido estéril en las plazas
o beso en los alares o caricia
sobre las verdes copas, la voz móvil
que susurra a las grecas. Las mordazas
que desata su sed son mi codicia.
Delicadas letras. Enhorabuena.
ResponderEliminarBs.
Muchas gracias, Amapola. Besos.
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