A veces pienso en la huida pero dudo,
otras veces camino sin frontera
como un viejo sonámbulo que espera
una mano infantil, un loco embudo
que le lleve al olvido. Solo el viaje
nos enseña la luz, el ciego paso
por un sol sin relojes, el acaso
como libre destino, sin bagaje
igual que colibrís que se despiden
en un cielo sin nubes. Hacia el día
que no conozca noche, hacia otro mito
que encienda la raíz de los que miden
el sueño con clamor de mediodía.
Solo soy la pasión muda de un grito.
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