martes, 23 de agosto de 2016

Amantes

Se cubre los pechos con lentitud
como si sus manos quisieran retrasar la desnudez
antes de convertirla en olvido.

Su mirada ríe, sus labios no,
su piel brilla en el interior con palabras de encanto,
sus pies me buscan como felinos sin madre,
su ayer no existe ni el mío tampoco
cuando el abrazo nos une en la luz
como mariposas antes de la noche.

Yo no sé si este día es igual a cualquier otro
ni si la habitación de un hotel
es el lugar donde los cuerpos mienten.

Nos amamos otra vez
mientras la claridad arrulla con su voz de oro
la cadencia de un reloj varado.

Veo como se agrietan las telarañas de sus ojos,
ya nada es tiempo entre los dos,
solo zumo de vida,
pasión que encuentra un sol en la memoria.

























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