Esa espina está ahí. Crece como una abeja fósil.
¿Quién pudiera desenredar el alba, elegir otro
camino lejos de la iconografía de los lugares
comunes, en el mismo ser que añora su infancia?
¡Qué fortuna la de aquél que reescribe su vida
con el horario simple de los pájaros! Sólo espero
que venga a mí la noche, que llegue al fin el olvido.
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