La bala del miedo se aproxima
como un misil de luz.
Se dirige a ti, elíptica
como la órbita de un planeta asesino.
Y es de níquel su piel, de hierro su alma,
de cobre la punta que hiende el aire convulso.
De pólvora el arsenal que esparce moléculas de horror
en la trayectoria que va hacia ti
igual que el suspiro de un lobo
en la noche más cruel.
Te poblarán sus dijes de niebla,
su coral tejido, hábilmente,
como la red de un pescador.
Y no saldrás de ti y no llegarán a ti
los fuegos artificiales de la plenitud,
ni el blanco tapiz que brota de lo oscuro
al derramar la nube el agua de su valentía.
Evita, como puedas esa bala
si quieres ser libre.
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