Aquel tren no llegó a la estación de tu nombre,
pájaros sin retorno en los cielos de la añoranza
vuelan hacia los mares del sur y son aventura sus alas
que llevan cicatrices de olvido en el revés del pasado.
Y son de metal gris tus ojos, el desvaído carmín de los labios,
la ceniza de las palabras que mancha el recuerdo
con el idioma inventado de los sueños.
El ayer ingenuo de las fotografías acude a mí
para decirme que éramos jóvenes como la luz que ilumina
por un instante lo que mañana dormirá entre sombras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario