Un temblor de espiga en la nuca.
El nordés danza por las colinas de tu pelo,
se acuesta en el alga de tus rizos,
compone urdimbres de caoba,
enrosca su río de oxígeno azul hasta la raíz oculta
de tu templo.
Deja que el tocado ondule,
no retengas el látigo que fustiga la quietud,
que restalle su furor hasta que la madrugada recoja
la tempestad de un aire bravío
que te desconoce.
*nordés: viento de Galicia
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